El que no tiene objetivos claros, no tiene lo necesario para poder conseguirlos.
Recuerdo aquello que decía Anthony Robbins, de que muchos de aquellos datos que te pueden ayudar a realizar tus sueños, a menudo nos pasan inadvertidos y jamás serán utilizados ni puestos en práctica, porque previamente, no hemos definido nuestros objetivos con claridad, en definitiva... ¡no le has dicho a tu cerebro cuáles son las cosas importantes!.
Estoy convencido que de igual forma pasa en los equipos, las estructuras, las organizaciones, las parejas, las familias... Sin objetivos de rendimiento cuesta mucho llegar al éxito, al logro, y puede que no lleguen los resultados esperados.
Sin objetivos de rendimiento, vamos a la deriva de los resultados, ... desorganizados, temerarios sin escudo, sin los pilares básicos que nos afianzan y nos refuerzan para la batalla.
¿Qué pasará con nuestra forma de entender la empresa cuando estos no lleguen?.
¿Qué factores o aspectos habremos de cambiar para conseguir ganar de nuevo?
¿Qué aspectos premiaremos y pondremos de ejemplo cuando lo único que merece nuestra atención es la simple consecuencia de nuestra actuación?.
¿De dónde se nutrirá nuestra confianza si la única medida del éxito es el resultado?.
Comentarios
Seguire tu blog
"En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán perfectamente equipados para un mundo que ya no existe"